Publicado en “PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y VISIÓN”
Mucho se ha hablado por
parte de las Sociedades de Oftalmología y Estrabismo acerca de que no existen
pruebas científicas que apoyen que la Terapia Visual sea efectiva en el
tratamiento de disfunciones binoculares estrábicas y no estrábicas y mucho
menos ser una ayuda alternativa en niños con dificultades de aprendizaje o en
el mejoramiento del rendimiento escolar.
La ciencia surge de la
investigación, experimentación y razonamiento clínico incluyendo una
descripción de los métodos que explican la forma en que se llegó a esos
conocimientos, llamado “Método Científico”.
Sin embargo, no todo
conocimiento es adquirido por un método específico, como el conocimiento
empírico, adquirido exclusivamente por la experiencia y la observación clínica,
la cual genera hipótesis cuyos resultados serán considerados válidos mientras no
sean refutados y contrastados.
Hay ciencias que se
derivan únicamente de la observación, como la Astronomía, y no por eso, dejan
de ser muy respetables, lo que importa en la ciencia, es hacerse preguntas que
sean contestadas ya sea con la observación o mediante pruebas y experimentos.
Luis Pasteur dijo que “La
Observación solo favorece a las mentes preparadas” y Claude Bernard, quien ha
escrito mucho sobre el método científico dice en su libro “Introducción al
Estudio de la Medicina Experimental”:
“Lo más importante en la
ciencia es el razonamiento experimental”.
El matemático, físico y
arquitecto Francoise de Aguilon, nacido en Bruselas en 1617, fue quien por
primera vez describe una técnica y aplica una prueba para demostrar la función
binocular y Paul Peter Rubens, pintor barroco de la escuela flamenca, nacido en
Alemania en 1568, ilustra el texto; en esta pintura se muestra a un niño
sosteniendo un palo, mientras otro trata de tocarlo con sus manos mirando con
un solo ojo, en donde cada vez que lo intenta fracasa, mientras sus compañeros
se ríen de él, otro niño lo intenta y tampoco lo logra.
Con esto queda demostrado
que con un solo ojo, no solo es difícil localizar con precisión un objeto en el
espacio sino también, cuando la visión es deficiente, envía la información
distorsionada al cerebro y es procesada a partir de esta captación.
La visión binocular se
desarrolla a la par del desarrollo normal del niño, y nacemos con vista pero
“aprendemos a ver con el cerebro”, por lo tanto, es una habilidad susceptible a
ser desarrollada, entrenada, enseñada y rehabilitada.
Partiendo de esta base,
es necesario definir que es la Terapia Visual; la Terapia, Entrenamiento o
Rehabilitación Visual representa un área de la Optometría Funcional o
Comportamental, a través de la cuál, mediante distintos procedimientos y
técnicas de diferente nivel de dificultad y frecuencia, se establecen nuevas
conexiones neuronales que permiten al paciente recibir, comprender, procesar y
retener la información visual que recibe constantemente del entorno.
Una de las causas de las
críticas a la terapia visual, ya que incluso han llegado a catalogarla como
“charlatanería” es en primer lugar, porque el término “Terapia Visual” es
incorrectamente aplicado, ya que lo más apropiado es nombrarla como Terapia
Visocognitiva, pero independientemente de la terminología que se use, el
objetivo no solo es desarrollar la función del sistema visual sino también
desarrollar y potenciar el procesamiento de la información visual.
![](https://aprendizajeyvision.files.wordpress.com/2012/08/blog-7.jpg?w=812)
Las habilidades
cognitivas son un conjunto de operaciones mentales, cuyo objetivo, es que la
persona integre la información adquirida a través de los sentidos, en una
estructura de conocimientos que tengan sentido para él.
Considerando que estas
formas de pensamiento, imprescindibles para un óptimo desempeño, son
susceptibles de ser aprendidas y mejoradas a través de una práctica, que al
principio debe ser guiada hasta que llegue a ser autodirigida y automatizada.
La neurociencia y la
ciencia cognitiva han demostrado que la terapia visual no solo implica a los
ojos y su función, esto quiere decir, que no sólo es hacer ejercicios de los
ojos de manera mecánica, sino lo más importante es que el paciente entienda lo
que está haciendo con cada ejercicio, como integra esa información con los
demás sentidos, de manera que estas habilidades queden integradas y
automatizadas para que las transfiera sin esfuerzo a las tareas de su vida
diaria, que conllevan determinadas demandas visuales que varían en complejidad
según la situación: lectura, escritura, matemáticas, ciencias, artes y
deportes.
El nivel de
automatización de una persona refleja su nivel de dominio de la destreza, la
automaticidad se logra mediante la repetición y autocorrección, por lo que la
construcción automática es parte crítica de la terapia visocognitiva.
La visión, (de hecho
ningún sistema fisiológico), trabaja de forma aislada, sino que actúa con el
resto de los sentidos, por lo tanto, la terapia visual o visocognitiva, no solo
modifica la forma en que los ojos funcionan sino también la forma en que
trabaja con todos los sentidos de manera conjunta y coordinada, y justo como
hay interacción con los demás sentidos, existe también una conexión entre el
ojo, la mente y el cuerpo.
De esta manera, se
adquiere nueva información a través de la percepción visual, atención, memoria,
habilidades cognitivas que están íntimamente relacionadas con la visión, el
razonamiento e incluyendo también al lenguaje, haciendo más efectivo el proceso
de aprendizaje.
Por lo tanto, para llevar
a cabo con éxito la terapia visocognitiva, no solo basta saber las técnicas y
manejar los instrumentos y herramientas, es necesario tener suficientes
conocimientos sobre anatomía, neurología y fisiología del sistema visual,
percepción y análisis visual, sobre el desarrollo del niño, modificación de la
conducta así como de las diferentes teorías de aprendizaje; esto hace de la
terapia visual o visocognitiva una práctica científica e incluye toda una
filosofía, por lo que, no solo es “ciencia” sino que se convierte en todo un
“arte”.
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