“LA SALUD DEPENDE DE LA INTERACCIÓN
CON EL MEDIO AMBIENTE.” DR. JAVIER AIZPIRI
El doctor
Javier Aizpiri es médico especialista en neurología y psiquiatría. Es profesor
del Máster de Medicina Antienvejecimiento de la Universidad Autónoma de
Barcelona. Y dirige el Instituto Burmuin, en Bilbao.
El sábado,
día 23 de octubre, dio una interesante charla en el hotel NH Villa de Bilbao
sobre Medicina Integrativa.
La medicina integrativa o integral es
un concepto médico que fusiona los métodos diagnósticos y terapéuticos de la
medicina occidental con las medicinas complementarias, considerando la salud
con una visión holística. Considerada la medicina del futuro, la medicina
integrativa consiste en reunir criterios médicos convencionales y terapias más
naturales y alternativas bajo estrictos controles profesionales para que los
pacientes prevengan, traten y se recuperen, recibiendo un tratamiento
personalizado y adecuado a sus características. Este tipo de visión médica
permite, por ejemplo, que los pacientes empiecen por un remedio no agresivo y
así estimular los mecanismos autorreguladores del cuerpo. ("Pensamientos en torno a una mesa")
Vivimos en
un mundo lleno de tóxicos, lidiando con enfermedades que hasta hace unas pocas
décadas apenas se conocían y hoy aumentan de forma exponencial. Enfermedades
autoinmunes (celiaquía, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, Crohn,
fibromialgia, Alzheimer, Parkinson, intestino irritable y un largo etc.),
psiquiátricas, de aprendizaje, cáncer…
Como muestra,
dejo las siguientes gráficas. No importa cuál de las enfermedades mencionadas
representen, en todas ellas se observa claramente la evolución al alza:
Ante esta
terrible evidencia de la escalada de enfermedades con las cuales convivimos,
¿qué puede hacerse para intentar revertir esta tendencia? Aizpiri nos propone
prevenir, para lo cual habría que remontarse al mismo comienzo… o incluso
antes… Seis meses antes del embarazo, convendría desintoxicarse y suplementar
la alimentación materna con productos naturales de forma que se logre un buen
equilibrio en el organismo de cara a su próxima gestación del bebé.
En la
actualidad somos conscientes del peso que tiene el medio ambiente en el
desarrollo de la persona. Sabemos que incluso el código genético puede variar,
y que efectivamente lo hace, para bien o para mal, activado por el entorno, en
especial por los tóxicos y la alimentación. Y es que, como explica Aizpiri, la
nutrición es vital para la formación del genoma.
Una
importante parte de nuestro genoma es el microbioma con el que contamos en
nuestro intestino. Cientos de miles de millones de bacterias que forman nuestra
flora intestinal y que son indispensables para el metabolismo, la nutrición y
la absorción de nutrientes. Estas bacterias cuentan con su propio genoma
(microbioma) que interactúa constantemente con el nuestro, activando o
inactivando genes y aportando la actividad de otros genes que no poseemos.
La principal
función de la flora intestinal es protegernos de elementos nocivos que entren
en nuestro cuerpo, los tóxicos sin embargo, pueden dañarla severamente. Como
consecuencia, la flora intestinal no podrá cumplir su cometido como barrera de
protección, permitiendo así que fluyan los tóxicos por nuestro organismo en
lugar de eliminarlos.
Esta
exposición a los tóxicos de la que hablamos comienza muy tempranamente: en el
vientre materno. Los efectos los sufrirá la madre al cabo de los años, pero el
niño los mostrará de una manera más inmediata en la forma de alergias, asma,
intolerancias a alimentos, piel atópica… En casos más severos, y gracias a la
progresiva acumulación de nuevos tóxicos tras el nacimiento, pueden aparecer
trastornos de la atención con o sin hiperactividad, autismo, etc.
Los seres humanos vivimos desde el
nacimiento en contacto permanente con los contaminantes. Los niños son más
vulnerables que los adultos a las exposiciones ambientales ya que todos los
sistemas de su organismo están en desarrollo… Los factores de origen de muchas
enfermedades crónicas se acumulan en el organismo desde las primeras etapas de
la vida, y todo lo que ocurre en las etapas embrionaria y fetal es de vital
importancia. Existe por tanto un número creciente de enfermedades en la
infancia asociadas con un entorno contaminado. (INMA Infancia y Medio Ambiente. Proyecto
de investigación con el objetivo de estudiar el papel de los contaminantes
ambientales durante el embarazo e inicio de la vida, y sus efectos en el
crecimiento y desarrollo infantil.)
La gestación
es un momento muy vulnerable ante el efecto de la toxicidad medioambiental.
Pero también entre los niños y las personas adultas, las hay que sufren un
mayor riesgo de verse afectadas que otras.
“La fortaleza del sistema inmunitario
varía enormemente de una persona a otra, habiendo personas con un sistema
inmunitario muy débil desde el nacimiento, y algunas pocas con un sistema
extraordinariamente fuerte. Lamentablemente, debido a la toxicidad
medioambiental y la forma de vida actual, llena de químicos y estrés, nuestro sistema
inmunitario parece encontrarse más débil con cada nueva generación. El grado de
toxicidad y ensuciamiento celular y sanguíneo repercute directamente en la
capacidad de respuesta de nuestras defensas… No se puede hablar sin embargo de
un sistema inmunitario debilitado, única y exclusivamente, puesto que esta
disfunción siempre va acompañada de alteraciones hormonales y del sistema
nervioso.” Dolle, K.
y Saavedra V., 2013, p. 249).
Como asegura
el doctor Aizpiri, una buena salud depende de una buena interacción con el
medio ambiente.
Para el
cuidado de la gestación, la lactancia y todos los períodos de la vida en
general, el doctor Aizpiri nos propone la medicina integrativa, una disciplina
que no trata enfermedades, sino personas.
Personas con
realidades únicas a las que hay que ver y tratar en su conjunto, como la unidad
que son. Un todo en el que lo que ocurre a nivel intestinal o en el hígado,
afecta y determina lo que pasa en el cerebro.
Aizpiri recomienda
cuidar el eje cerebro-hígado-intestino.
Siguiendo tres principios: la
detoxicación, la recuperación intestinal y la recuperación de la función
hepática.
Los cambios
son lentos y por ello se le debe dar el tiempo necesario al tratamiento para
notar sus plenos efectos beneficioso para la salud.
“Podar, abonar y poner
al sol”.
Es que soy agricultor y en mis horas
libres me dedico a la Fruticultura. Y todo en la naturaleza se reduce a lo
mismo. Podar es eliminar todo lo tóxico, abonar es dar nutrientes y poner al
sol significa dar tiempo al ser vivo para que el sistema de limpieza y
nutritivo haga su trabajo, para que pueda desarrollarse y producir. Es el abecé
de la naturaleza y sirve lo mismo para los animales y las plantas que para las
personas. Con los pacientes pues hay que hacer lo mismo. Hay que eliminar de su
organismo todos los tóxicos así como corregir los hábitos nocivos; todo lo que
evita que sus células se desarrollen y estén en plenitud. Obviamente para ello
hay que estudiar íntegramente a la persona, valorar la función del sueño, el ejercicio
físico, el sistema nutricional, el sistema de excreción y su mundo afectivo y
emocional. Después de podar hay que abonar, nutrir la célula, volver a
recuperarla si está intoxicada o mal nutrida. Es curioso que en una sociedad
del bienestar como la nuestra el mayor porcentaje de enfermos nos lleguen mal
nutridos, antropológica y biológicamente. Y finalmente esperar porque el
metabolismo de toda persona tarda un tiempo en recuperarse. Asimismo, hay que
hacer que el paciente adquiera hábitos nuevos y saludables. Al final lo que
habrá es un conjunto de células que vuelven a funcionar al unísono. Dr. Aizpiri.
En general,
lo que pretende este enfoque médico es que sea el propio enfermo el protagonista
de su recuperación, que se dé cuenta de que merece la pena el esfuerzo para
recuperarse. Para lo cual habrá de adquirir adecuados ritmos de sueño y
alimentación, cambiar sus hábitos de vida y dejar atrás la idea de que podrá
curarse tomando simplemente unas pastillas.
Con el
compromiso del paciente pueden conseguirse verdaderas maravillas y resultados
increíbles, asegura Aizpiri.
El doctor
terminó su exposición con una frase de Ghandi que me pareció muy acertada y que
dejo también como colofón de este artículo: “La
tierra es suficiente para toda la humanidad, pero no para la voracidad de los
consumidores.”
Por Rosina
Uriarte
Rosina Uriarte con el doctor Javier
Aizpiri y su equipo, Olaia y Ot Aizpiri.
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