martes, 3 de marzo de 2015

«Vivimos en una sociedad sobremedicada y expuesta a efectos secundarios»

ARTÍCULO PUBLICADO EN 
DIARIOVASCO.COM

Iñaki Martínez Nimatuj: «Vivimos en una sociedad sobremedicada y expuesta a efectos secundario
                   «Tener el colesterol alto no es una enfermedad, sino un factor de riesgo que la mayoría de veces no precisa de fármacos», señala el médico y presidente de Osatzen
·         ANE URDANGARIN       SAN SEBASTIÁN

Iñaki Martínez, presidente de Osatzen, en su consulta de atención primaria en Vitoria.
/LOBO ALTUNA
Para un médico de familia un paciente es algo más que el infarto que ha sufrido. «Es también su vida en el barrio, sus apoyos familiares...». Iñaki Martínez Nimatuj no se dio cuenta hasta una rotación en sexto de carrera de que la realidad de los centros de atención primaria «era muy diferente a lo que pensaba». Conoció una medicina «cercana, humana, de coger la mano al paciente, de acompañarle en la enfermedad. Se viven situaciones que van más allá de lo clínico, te mueven como persona desde el punto de vista vital», cuenta. Desde hace dos meses Martínez preside Osatzen, la Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria, que agrupa a un millar de médicos.
- ¿Qué objetivos se plantea al frente de Osatzen?
- Desde el punto de los ciudadanos, de los medios y de los colectivos sociales nos gustaría convertirnos en un referente de salud al que dirigirse y del que se sepa que van a obtener una opinión independiente, científica y libre de influencias como la que, por ejemplo, ejerce la industria farmacéutica en los médicos y en las sociedad científicas.
Hay que abandonar la burocracia de las bajas de uno o dos días. En Inglaterra se autojustifican
- Se presentan como «garantes de la independencia y de la transparencia», lo que incluso les ha llevado a hacer «una declaración de los conflictos de intereses» de los miembros de su directiva

Vivimos más y mejor que nunca, sin embargo la percepción en la calle es la contraria
- Es impresionante saber que la mayoría de la formación que recibe un médico una vez que haya terminado su residencia está patrocinada por la industria farmacéutica. Ha sido un proceso largo de toma de conciencia y de posicionarse de esta manera, de tal forma que hoy en día Osatzen no recibe ningún tipo de patrocinio de la industria farmacéutica

- ¿Y sugerencias o propuestas?
-La industria farmacéutica siempre va a intentar sugerirte y proponerte, porque vender fármacos es un negocio.-
 ¿Nos llegan a hacer sentirnos enfermos para consumir? ¿Vivimos sobremedicalizados?
- Ninguna duda de que vivimos sobremedicalizados y de que somos uno de los lugares del mundo donde más fármacos consumimos. Estamos en el momento de la historia en el que vivimos más años que nunca y con la mejor calidad de vida posible, y sin embargo la percepción parece la contraria, la sensación de enfermedad está en la calle. Uno ve los programas de salud de la televisión y hablan de la hipertensión, el colesterol, la diabetes... ¿Quién no tiene hoy en día la cifra del colesterol o la glucosa alterada? Tener el colesterol más o menos alto no es una enfermedad, sino un factor de riesgo al que habrá que prestarle la atención que corresponde, pero la mayoría de las veces no precisa de un tratamiento medicamentoso. Y en este momento lo que ocurre es lo contrario: la sociedad está sobremedicalizada y expuesta a los efectos secundarios.
- ¿Somos conscientes de esos efectos adversos?
- Ese es uno de nuestros trabajos como sociedad científica. En las jornadas que hicimos en noviembre en Donostia Joan Ramon Laporte explicó cómo hoy en día en los países occidentalizados los efectos secundarios de los fármacos se han convertido en la tercera causa de muerte después del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares. Es un dato atroz.
- No obstante, parece que todos tenemos que salir con una receta de la consulta...
- Es verdad que hoy en día se hace raro contar el problema de salud al médico y que eso no implique una prescripción. Eso es fruto de la sociedad en la que vivimos. Explicarle a alguien que tiene un catarro, que no precisa antibiótico y que la mayoría de los antitusígenos tienen una eficacia muy relativa... se le hace muy raro al paciente, porque lo que quiere es restablecerse cuanto antes. En cuanto perdemos un poco la salud, queremos rehabilitarnos enseguida. Vivimos en una sociedad tan privilegiada en su salud que hemos perdido esa capacidad de decir 'esto van a ser un par de días.' Hoy en día somos capaces de cambiar un corazón, un pulmón o poner una prótesis de cadera y, sin embargo, no tenemos una pastilla que cure el catarro de un día para otro. Y te suelen demandar: 'Pero algo habrá, córtamelo ya'.
- ¿Y la cantidad de fármacos que toman mayores y crónicos?
-Hay estudios que señalan que a partir del cuarto, quinto fármaco, y hay gente que puede tener recetadas seis, siete u ocho, el riesgo de interacciones y efectos secundarios es muy alto. En este sistema centrado en el hospital uno va al cardiólogo, al nefrólogo... y se va perdiendo la coordinación que se precisa de la atención primaria. Uno de nuestros trabajos es evaluar continuamente esas interacciones e intentar priorizarlos, ver cuáles se pueden retirar teniendo en cuenta también el contexto social del paciente, dónde vive, quiénes son sus familiares, cómo está viviendo la enfermedad, cuáles son sus prioridades...
- Los afectados de hepatitis C se han movilizado para solicitar fármacos de última generación¿Cómo debería actuar la sanidad pública?
- Con transparencia. El de la hepatitis C es muy buen ejemplo, sobre todo por los costosísimo de los fármacos. Primero, habría que entrar en si realmente ese fármaco cuesta lo que dicen que cuesta. Y luego están las estrategias de la industria farmacéutica, entre otras dirigirse a las asociaciones de pacientes, porque ahora parece políticamente incorrecto dirigirse a un médico, que se sigue haciendo. Les presentan todas las bondades de su fármaco y, lógicamente, el enfermo lo demanda. Para nosotros la solución es muy sencilla: como implica dinero público ese tipo de fármacos han de ser evaluados por gente experta, médicos de la sanidad pública, que tengan conocimiento y manejo en ese tipo de medicamentos. Y que antes de formar parte de un comité o consejo de expertos, hagan una declaración de conflicto de intereses con la farmacéutica que vende ese fármaco. Creo que cualquier ciudadano vería lógico que se haga esto. A las asociaciones de pacientes claro que hay que escucharlas, pero una decisión de este calado, que implica este gasto, es una cuestión que atañe a gente experta en el tema e independiente en su criterio.
- Cambiando de tema, en Osatzen tienen en marcha el 'Movimiento NOSInprimaria' en referencia a la nueva estructura de Osakidetza, de organización de servicios integrados (OSI) que persigue superar la división en centro de salud y hospitales. ¿Por qué?
- Tenemos una mirada escéptica ante el nuevo modelo de gestión. No entramos en si es mejor o peor, sino si el cambio está basado en evidencias, y si es mejor que el que tenemos. Con todo, siempre se dice que la atención primaria debe ser el eje del sistema, pero vemos que a la hora de tomar decisiones importantes no lo es. Hay estudios robustos que muestran que una sanidad pública que apuesta por una atención primaria fuerte se traduce en un modelo más eficaz y justo. Nosotros no tenemos la percepción de estar siendo los directores de orquesta de las OSI y es lo que nos lleva a trabajar y a ponernos a disposición a la Administración para que cuenten con nosotros para este cambio.
- ¿Se sienten los porteros de la sanidad pública, como dicen?
- No somos un conserje que a la persona que entra se le dice: a la izquierda, derecha, suba la piso de arriba... Somos mucho más que eso. Está demostrado que entre un 80-90% de las demandas las resuelve atención primaria. Hay que pensar que cada paciente puede llevar de media 3-4 motivos de consulta, y cuanto más sube la edad, más complejo se vuelve todo. En este sentido, hay que proporcionar al médico las herramientas para que deje de estar inundado de burocracia y de papeles.
- ¿Los médicos se pasan demasiado tiempo tecleando en vez de hablando con sus pacientes?
- Hay una burocracia inherente al hecho de ejercer ser médicos de atención primaria, pero hay otra que nos es trasladada del hospital sin que tengamos ninguna obligación de tener que asumirla. Por ejemplo, un paciente va a Urgencias, se le receta un antibiótico y se le dice que lo tome 10 días pero le hacen una receta para que le dure 4. Entonces viene a atención primaria. Hay situaciones en las que no hacemos ningún acto clínico.
- ¿Qué me dice de la tramitación de las bajas y altas?
- Es un acto burocrático al que hay que dar una vuelta, hay que abandonar este modelo paternalista que consiste en que alguien está en su casa, no ha podido ir a trabajar porque está con fiebre, con catarro, tosiendo y congestionadísimo y tenga que pedir cita en el médico para que justifique su ausencia en el trabajo. Por él no iría, porque se toma paracetamol y hace reposo y en un día o un par de días se recupera. En Inglaterra, cuando uno se pone enfermo los primeros 7 días se autojustifica, para lo que existe un modelo que tiene que rellenar para entregar a la empresa. Para procesos comunes de un par de días no hay necesidad de hacer una evaluación clínica. Otra cosa es que los síntomas se demoren el tiempo. En este sentido hemos dado un paso, porque había centros escolares que solicitaban justificante del médico.

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