miércoles, 4 de marzo de 2015

EL PAPEL DE LOS PADRES EN LA UCI DE NEONATOS

Artículo publicado en "El parto es nuestro"

El papel de los padres en la UCI de Neonatos
Por Idoia Armendáriz

En el Senado se ha aprobado una moción importante: se trata de asegurar el derecho de los bebés ingresados a estar acompañados todo el tiempo. Es una gran noticia llena de buenas intenciones, pero le falta un pequeño pasito indispensable para cambiar realmente el tipo de cuidados que reciben los bebés prematuros y enfermos. Parece ser que con abrir la UCI a los padres van a empezar a verse imágenes de madres con sus bebés fuera de la incubadora practicando el Cuidado Madre Canguro.

Existen en España varias unidades neonatales abiertas las 24 horas del día a las que los padres van un ratito por la mañana y otro por la tarde para acariciar al bebé a través de uno de los huecos de la incubadora, siempre que las rutinas del personal sanitario se lo permitan. Los padres desconocen la importancia que ellos tienen para la evolución de su hijo. Nadie les informa. En las unidades se les trata como visitantes y como tales se comportan.

Para que exista un cambio real no es suficiente con abrir las puertas de la UCI, hay que dar un "lugar" y unas "tareas" a la familia, integrándola en las rutinas hospitalarias. Los padres no van de visita, los padres son el centro de la mejoría y el desarrollo del bebé. Son necesarios su presencia constante y el contacto piel con piel. Se sabe que las analgesias más efectivas para los procedimientos dolorosos en neonatos son la lactancia materna y el contacto piel con piel. No se debe excluir a la madre en los procedimientos que se puedan realizar con el bebé al pecho, sustituyéndola por un poco de sacarosa (el azúcar es el analgésico de elección para estas situaciones). Los padres pueden y deben ocuparse de todos los cuidados posibles, tienen la necesidad de un lugar físico donde pasar horas con el bebé en contacto piel con piel, necesitan que en la UCI exista predisposición para sacarle de la incubadora aunque esté conectado a multiples máquinas y resulta imprescindible que se les informe de lo que supone su participación activa para el desarrollo y el bienestar del bebé. Sin todo esto, el libre horario de acceso supondrá cambiar las cosas para que en realidad no cambie nada.

El concepto del hábitat. El lugar creado por la naturaleza para que el bebé continúe su desarrollo

Estos bebés, además de sanar en las unidades neonatales, también se desarrollan, ya que están en unos momentos de intensos cambios a nivel físico y cerebral. En el caso de los prematuros, todo ese trabajo se debería estar haciendo dentro del útero, pero si el bebé ha nacido antes de tiempo debe disponer de su hábitat natural para continuar desarrollándose de la mejor forma posible: su madre. (Nils Bergman. Restaurando el Paradigma Original)

Entre las semanas 25 y 35 de gestación, se establecen 40.000 nuevas conexiones neuronales por segundo. Cuando este periodo transcurre fuera del útero, la interconexión neuronal dependerá del entorno y de los estímulos que reciba el bebé. Estas redes neuronales son la base del futuro cerebro.

Casi todos los estímulos que recibe el bebé en la UCI son estresantes; por muy limpio y atendido que se le mantenga, está solo, sin contacto físico, sufriendo procedimientos dolorosos y, en muchas ocasiones, con niveles tanto de luz como de ruido no tolerables para un bebé tan pequeño. Todo esto queda paliado con el simple contacto piel con piel.

Se sabe que a la edad de un año los niños que siguieron el Cuidado Madre Canguro tienen mayor desarrollo neurológico y un mayor perímetro craneal. Cada vez existe mayor convencimiento de que parte de las alteraciones del desarrollo de los niños prematuros a largo plazo tiene que ver con los cuidados proporcionados tras el nacimiento; por eso se habla de "cuidados basados en el desarrollo". Además, la lactancia materna es medicina para estos bebés. La leche de la madre se modifica para adaptarse a las necesidades específicas de cada prematuro y, solo con que la lactancia se lleve a cabo, desaparece casi por completo la enterocolitis necrotizante que constituye una de las primeras causas de defunción.

La pelota está, pues, en el tejado de los responsables sanitarios, ya que promover un cambio real no es tanto una cuestión de dinero como de deseo y voluntad.


Si para un bebé sano nacido a término es imprescindible estar con su madre, para uno enfermo o prematuro lo es aún más.

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