viernes, 6 de marzo de 2015

DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPOACTIVIDAD

Sábado, 2 de Octubre de 2010
Publicado por Marisel Sánchez en noticiasdenavarra.com

Hoy se celebrará una conferencia sobre el Déficit de Atención en el Colegio de Médicos, para padres, madres y demás familiares. Yo no asistiré porque hace tiempo colgué los guantes decepcionada por la falta de formación y profesionalidad de entonces, sin embargo, deseo hacer una aclaración para que sea tenida en cuenta, no sólo por los médicos sino también para aquellas otras familias que se vean reflejadas en este escrito, si acaso llegan a leerlo.

Imagino que, como siempre, se hablará de hiperactividad e impulsividad, dejando a un lado a otros muchos niños y niñas que tienen déficit de atención y que no son hiperactivos/as ni impulsivos/as, todo lo contrario, son hipoactivos/as. Si la presencia del primer caso se hace notar donde quiera que estén, con la hipoactividad sucede lo contrario, a veces no nos enteramos de su presencia porque son extremadamente tímidos/as y suelen dejar paso a cualquiera, en cualquier momento y situación. A las personas con déficit de atención con hipoactividad se les llama tontas, lelas, vagas y otra serie de agravios que llevarían más espacio. Es raro que una madre o un padre de un niño/a con hipoactividad tenga quejas por parte del profesorado en cuanto a disciplina se refiere, todo lo contario, son considerados buenos y disciplinados y la única queja es que siempre están despistados/as y que olvidan (con más frecuencia que la media) entregar los trabajos a tiempo y otros deberes. La hiperactividad desesperada al profesorado y a las familias por el exceso de actividad, la hipoactividad por lo contrario.

Al igual que sucede con la hiperactividad, la hipoactividad puede confundirse con otros trastornos e, incluso, con falta de organización y disciplina familiar y ésa es la parte que más duele a quienes les hemos engendrado, sobre todo, cuando tal diagnóstico parte de un profesional que no conoce absolutamente nada de la vida familiar del paciente y no tiene el mínimo interés por conocerlo.

Deseo animar a aquellas familias que sospechen tener un hijo/a con déficit de atención con hipoactividad a que, en primer lugar, se pongan en manos de un buen profesional, ya los hay, a mantenerse en contacto con el tutor o tutora en la escuela o instituto, que ya se están actualizando en este tema y, sobre todo, a tener mucha paciencia. Aunque parezca imposible, un niño o niña con este trastorno puede pasar de ser un auténtico desastre en matemáticas (por poner un ejemplo) a tener notas excelentes en esta asignatura, cuando los contenidos se le explican a su ritmo, que es muy lento, con un lenguaje sencillo, sin rebuscamientos. Con un buen apoyo familiar, escolar y médico, pueden ser buenos estudiantes, no repetir ningún curso y no llevar asignatura para septiembre.

Por último, señores facultativos, no olviden el término hipoactividad cuando se refieran al déficit de atención. Como Teruel, los/as hipoactivos/as también existen.

Marisel Sánchez 

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